La remoción láser de tatuajes utiliza pulsos de luz láser para fragmentar las partículas de tinta en el tatuaje. Con el tiempo, el cuerpo elimina naturalmente estas partículas a través del sistema linfático.
El número de sesiones varía según varios factores, como el tamaño, color y tipo de tinta del tatuaje, así como la respuesta individual de la piel. En promedio, se pueden requerir de 5 a 15 sesiones espaciadas varias semanas.
El procedimiento puede causar molestias, pero generalmente es tolerable. Algunas personas describen la sensación como una picadura similar a la de la aplicación de una banda elástica sobre la piel.
Tatuajes con colores más oscuros, especialmente negro, responden mejor al láser. Los colores más claros pueden ser más difíciles de eliminar. Además, tatuajes más grandes y profesionales pueden requerir más sesiones que tatuajes más pequeños o amateurmente realizados.